martes, 16 de junio de 2015

AQUEL MAYO FRANCÉS



Roberto, Don Roberto, llevaba horas contemplando en silencio el juego danzante de las llamas retozando en la chimenea, juego de luces y sombras rielando. Sus ojos brillaron al desviar la vista hacia la repisa donde descansaba un burdo adoquín junto a la foto en blanco y negro de dos jóvenes sonrientes señalando un grafiti en que se podía leer “Il est interdit d’interdire”, uno de los muchos gritos que resonaron en las calles de París aquel mes de mayo casi cincuenta años atrás.
Sobre la mesita el vaso de zumo y las seis pastillas de cada noche.
Roberto, Don Roberto, estaba cansado de vivir, cansado de esperar, cansado de estar cansado, harto de su soledad y de la triste monotonía instalada en su existencia.
Aquella noche echaba especialmente a faltar a la joven que posaba junto a él en la foto de la repisa, Suzette. Fue un romance intenso que duró algo más de un mes. Hijos del deseo se entregaron a las más insospechadas locuras aprendiendo a gozar con sus cuerpos. Corrieron ante la policía y lanzaron más de un coctel contra empresas del enemigo capitalista. Rieron y lloraron, cantaron y soñaron, rompieron con otros muchos los moldes de la anquilosada sociedad que los encorsetaba, levantaron las empedradas calles buscando el mar bajo los adoquines… fueron rio y fueron fuego, fueron rebelión y esperanza, fueron parte de una ilusión que estremeció al mundo y lo obligó a abrir los ojos ante una nueva realidad…
Suzette murió en sus brazos, alcanzada durante una de las últimas manifestaciones por una bala perdida disparada por elementos de ultra derecha, movilizados por el gobierno para reventar las acciones estudiantiles y obreras de aquel mayo francés.
Roberto, Don Roberto, sintió una vez más que las lágrimas rodaban por sus mejillas al recordar aquella terrible noche, pero también sintió la garra que ahora se clavaba en su pecho tirando de su garganta, ahogándole.
Quiso levantarse, pero el dolor se hizo más agudo. Alargó la mano hacia la fotografía, sin llegar a ella.
-¡Suzette! –musitó.
…Y Suzette tomó su mano y lo llevó con ella.

JF. 31.05.15

No hay comentarios:

Publicar un comentario