viernes, 26 de febrero de 2016

MUERTOS



Nos educan para estar muertos,
para sentirnos muertos por fuera y por dentro.
Nos entrenan para estar muertos.
Siguiendo las sabias instrucciones de quienes velan por nuestro bienestar:
Caminamos como muertos,
hablamos como muertos,
pensamos como muertos,
hacemos el amor como muertos,
sentimos como muertos…

Por eso,
el día que uno de nosotros se rebeló,
el día que decidió que estaba vivo,
que quería caminar como un vivo,
hablar como un vivo
pensar como un vivo
hacer el amor como un vivo
sentir como un vivo.
El día que uno de nosotros abrió sus ojos
y se negó a seguir las sabias instrucciones de quienes velan por nuestro bienestar,
el día que quiso explicarnos que no estamos muertos…
Tapamos nuestros oídos,
cerramos nuestros ojos,
chirriaron nuestros dientes,
se convulsionó nuestro muerto corazón.

Y,
siguiendo las sabias instrucciones de quienes velan por nuestro bienestar,
preferimos destruirlo antes que escucharlo
y perpetuarnos así, encerrados en nuestra existencia inane,
vacíos,
insensibles,
estériles,
obedientes,

muertos…



JF. 21.10.2013

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