domingo, 28 de febrero de 2016

BESOS DE AMOR, BESOS DE VIDA



Poniendo todo el amor que su corazón es capaz de albergar las besa tiernamente, en un rito repetido cada noche, descubriendo nuevos labios en la semioscuridad de la sala débilmente iluminada por las amarillentas luces de emergencia.
Cuentan que hace tiempo una de ellas despertó y marchó enamorada para siempre de aquél que le dio el beso, y Fausto insiste obstinada, amorosa, religiosamente.
Está convencido de tener esa facultad.
Cada noche abandona su carrito de la limpieza ante la puerta y penetra en el silencio del almacén para repartir sus besos de amor, sus besos de vida, entre las hermosas figuras desnudas de los maniquís que allí reposan.
Quién sabe, quizá algún día se produzca el milagro…


JF.
01.02.2016

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