domingo, 28 de febrero de 2016

CELESTIAL FUNCIONARIA



   Llegó el momento esperado y temido. Le alargo los papeles a la angelical funcionaria que me mira por encima de sus nacarados anteojos. Sin una sonrisa, sin un gesto de bondad como hubiera sido de esperar en aquel lugar celestial.
    -Si no lleva el certificado de INFANCIA FELIZ, no puedo atenderle ni darle soluciones, su destino es el que le han asignado, no obstante puede colocarse en la fila de la derecha para solicitar una nueva entrevista.
    -Espere señorita, ya les he explicado que olvidé mi infancia, fue una experiencia terrible, y no creo que para…
    -La fila de la derecha para una nueva entrevista –concluye con voz aflautada devolviéndome los papeles-. ¡Siguiente!
    La miro agotado.
    Yo pensaba que en el cielo no habría funcionarias, que no existirían las ventanillas, que todo sería más sencillo, pero hete aquí que sí las hay y tan complicadas como en la tierra.
    Es la tercera vez que me estanco ante la dichosa ventanilla por la falta de un bendito papel y todo porque no entiende la angelical señorita que, después de vivir ciento siete años, estoy muy cansado, no recuerdo nada de mi infancia y por eso el de la entrevista no quiere expedirme el certificado dichoso. ¡Por el amor del Dios que nos ha creado a todos! ¿No podrían dejarme desarrollar una ocupación tranquila, sencillita?... ¡No quiero convertirme en un registrador de pecados como aquí pretenden! ¡¡Aunque sean veniales…¡¡ ¡Eso ya lo hice en la tierra cuando trabajé en los juzgados! Y de bien gordos y mortales fueron los que pasaron por mis manos…
    Tan difícil de entender es qué si me he ganado al cielo es para descansar, gozando de la dicha celestial y del bienestar de los justos, ¡qué sólo deseo disfrutar de la eternidad limpiando y esparciendo nubes!

J.F.  16/05/15

BESOS DE AMOR, BESOS DE VIDA



Poniendo todo el amor que su corazón es capaz de albergar las besa tiernamente, en un rito repetido cada noche, descubriendo nuevos labios en la semioscuridad de la sala débilmente iluminada por las amarillentas luces de emergencia.
Cuentan que hace tiempo una de ellas despertó y marchó enamorada para siempre de aquél que le dio el beso, y Fausto insiste obstinada, amorosa, religiosamente.
Está convencido de tener esa facultad.
Cada noche abandona su carrito de la limpieza ante la puerta y penetra en el silencio del almacén para repartir sus besos de amor, sus besos de vida, entre las hermosas figuras desnudas de los maniquís que allí reposan.
Quién sabe, quizá algún día se produzca el milagro…


JF.
01.02.2016

viernes, 26 de febrero de 2016

REFUGIO



He recorrido tu piel con amoroso desespero,
dibujando con mis dedos mil senderos de deseo,
deshojando ensoñaciones por tu hermosa geografía,
hollando con mis caricias tus santuarios secretos,
bebiendo con fruición de las fuentes de los sentidos,
hasta encontrar en tu cuerpo refugio para mis carencias.

JF.   17/02/16

MUERTOS



Nos educan para estar muertos,
para sentirnos muertos por fuera y por dentro.
Nos entrenan para estar muertos.
Siguiendo las sabias instrucciones de quienes velan por nuestro bienestar:
Caminamos como muertos,
hablamos como muertos,
pensamos como muertos,
hacemos el amor como muertos,
sentimos como muertos…

Por eso,
el día que uno de nosotros se rebeló,
el día que decidió que estaba vivo,
que quería caminar como un vivo,
hablar como un vivo
pensar como un vivo
hacer el amor como un vivo
sentir como un vivo.
El día que uno de nosotros abrió sus ojos
y se negó a seguir las sabias instrucciones de quienes velan por nuestro bienestar,
el día que quiso explicarnos que no estamos muertos…
Tapamos nuestros oídos,
cerramos nuestros ojos,
chirriaron nuestros dientes,
se convulsionó nuestro muerto corazón.

Y,
siguiendo las sabias instrucciones de quienes velan por nuestro bienestar,
preferimos destruirlo antes que escucharlo
y perpetuarnos así, encerrados en nuestra existencia inane,
vacíos,
insensibles,
estériles,
obedientes,

muertos…



JF. 21.10.2013

martes, 23 de febrero de 2016

LÁGRIMAS



Lágrimas candentes brotan de mis ojos,
lacerando al caer mis mejillas y mi alma,
lágrimas que tienen el color de la impotencia,
del triste olvido de tanta vida muerta,
de tanta muerta vida.
Lágrimas con textura de sueño perdido,
del sangrante sueño de un incierto mañana.

Lágrimas ardientes que queman verdades y mentiras.

Y me duele la indolencia de quienes no tienen ojos,
ni oídos,
ni corazón,
ni sentimientos,
ni sueños.
Que solo son roca fría en un ardiente desierto

Y yo siento que soy lodo
perdido en el lodo del mundo
y  mis  lágrimas se licuan
y el silencio que me envuelve se conmueve
volviéndose grito salvaje de mil gargantas heridas.

Y llorando me consumo,
muriendo en mi rebelión,
confundido con la nada,
diluyéndome en las brumas
de esta triste introversión.

Sólo siento que no siento.

Y el vacio,
parido dentro de mí,
me involucra,
me involuciona,
me absorbe,
me hace desaparecer,
perder mi carnal apariencia.

Y así me transformo al fin,
tras tan angustioso llanto,
en una lágrima estéril
perdida en un negro piélago
de dolor
 y desesperación.

JF.  28/12/2014