martes, 26 de mayo de 2015

CELESTIAL FNCIONARIA



   Llegó el momento esperado y temido. Le alargo los papeles a la angelical funcionaria que me mira por encima de sus nacarados anteojos. Sin una sonrisa, sin un gesto de bondad como hubiera sido de esperar en aquel lugar celestial.
    -Si no lleva el certificado de INFANCIA FELIZ, no puedo atenderle ni darle soluciones, su destino es el que le han asignado, no obstante puede colocarse en la fila de la derecha para solicitar una nueva entrevista.
    -Espere señorita, ya les he explicado que olvidé mi infancia, fue una experiencia terrible, y no creo que para…
    -La fila de la derecha para una nueva entrevista –concluye con voz aflautada devolviéndome los papeles-. ¡Siguiente!
    La miro agotado.
    Yo pensaba que en el cielo no habría funcionarias, que no existirían las ventanillas, que todo sería más sencillo, pero hete aquí que sí las hay y tan complicadas como en la tierra.
    Es la tercera vez que me estanco ante la dichosa ventanilla por la falta de un bendito papel y todo porque no entiende la angelical señorita que, después de vivir ciento siete años, estoy muy cansado, no recuerdo nada de mi infancia y por eso el de la entrevista no quiere expedirme el certificado dichoso. ¡Por el amor del Dios que nos ha creado a todos! ¿No podrían dejarme desarrollar una ocupación tranquila, sencillita?... ¡No quiero convertirme en un registrador de pecados como aquí pretenden! ¡¡Aunque sean veniales…¡¡ ¡Eso ya lo hice en la tierra cuando trabajé en los juzgados! Y de bien gordos y mortales fueron los que pasaron por mis manos…
    Tan difícil de entender es qué si me he ganado al cielo es para descansar, gozando de la dicha celestial y del bienestar de los justos, ¡qué sólo deseo disfrutar de la eternidad limpiando y esparciendo nubes!

J.F.  16/05/15

No hay comentarios:

Publicar un comentario