Le
castigó el viento la memoria
y su
paso veloz le arrancó recuerdos
quizá
inútiles, sin transcendencia,
pero
recuerdos al fin y al cabo,
que
formaban parte de su vida
y que
nada podrá substituirlos.
¡Qué
terrible huracán el de la desmemoria!
Qué
terrible despertar con un recuerdo menos,
pero infinitamente
peor es la ignorancia
de que
ese recuerdo ya no está contigo.
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