Tu mirada,
fuego que consume mis silencios,
reto inevitable,
deseado,
al que me siento incapaz de resistirme.
Y huyo hacia él,
de él,
con él,
desesperado,
negando a mis sentidos el anhelo.
Sensible insensibilidad la mía en tu presencia,
dolor de sórdida impotencia.
Y me niego y te niego,
y reniego de ser yo con mis temores,
y sufro mi humillante cobardía,
ocultándome,
olvidándome,
muriéndome,
perdiéndome
en tu impúdica llamada,
en la infinita calidez de esa mirada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario