A
veces,
cuando
acaricio el silencio
percibo
acosándome
en el alma,
terriblemente
inconfundible,
la
sonrisa del diablo.
A
veces,
cuando
soy solo
locura,
me
acosan vidas ajenas
que
me piden ser oídas
y
oprimen mi corazón
A
veces,
entre
quimeras y fantasías
asoman
retazos
sangrantes, dolientes,
de
vidas que no he vivido,
de
sueños que no son míos.
A veces,
y
solo a veces,
concibo
que no esté vivo
y
que en mi muerte revivo
para
volver a morir
en
cada letra que escribo.
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