viernes, 19 de diciembre de 2014

ÉRASE UNA VEZ...




Érase una vez, pero sólo una, que el hombre tiró su arma y aprendió a caminar sin ella, aprendió a dar y recibir, a no exigir nada a quien nada le podía dar, a respetar a los demás y amarlos sin distinguirlos por su raza, lengua, color o religión. Érase una vez, pero sólo una, que el hombre amó a quien a su lado estaba y lo ayudó a caminar, compartió con los otros lo que sabía y lo que tenía, aprendió a reír con las cosas mas insignificantes, a ser feliz y a hacer felices a los demás. Érase una vez, pero sólo una, que el mundo pudo vivir sin fronteras, sin dirigentes, sin religiones…

Érase una vez, pero sólo una y tan breve que cuando el hombre despertó lloró, tomó su arma y continuó matando sin quitarse la venda de los ojos. 

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